Por: Ricardo Herrera Luna.
A medida que vamos creciendo, que se va perdiendo la inocencia de la niñez, nos vamos dando cuenta de las diferentes situaciones adversas que nos rodean, en primer plano, en lo relativo a la familia, y luego, a la sociedad en su conjunto general, poco a poco vamos adquiriendo esa conciencia social que nos demanda en algún momento de nuestras vidas algún tipo de acción, justamente pensando en lo colectivo antes que lo individual.
Uno de los más grandes retos que estamos enfrentando actualmente, y quizás, el principal, es el cambio climático, todas las agencias y fundaciones internacionales alertan del avance de la desertificación y las sequías, vemos como ante la indiferencia de muchos actores políticos, sociales e inclusive, de gran parte de la sociedad, no se llevan a cabo la reconfiguración de nuestro sistema financiero global, de convertirnos de plenos depredadores de nuestros ya muy limitados recursos naturales a sociedades que cuidan del planeta sin abusar de él.
La República Dominicana es uno de los países más amenazados por estos males, y nosotros, en San Juan, especialmente de los más perjudicados debido a que sencillamente está amenazada la seguridad alimentaria del país y del mundo, las más grandes mentes científicas a nivel planetario trabajan modificando el ADN de las semillas, para no solo hacerlas resistentes a las altas temperaturas que ya comenzamos a sufrir y que se esperan lamentablemente, sigan empeorando, sino, que enriquecerlas con un mayor nivel de micronutrientes con el fin de que las personas tengan una alimentación balanceada.
En lo que nos compete a nosotros, debemos fortalecer el presupuesto para la investigación agrícola, premiar e incentivar aquellas personas que muestren interés en la realización de estudios que ayuden a enfrentar estos y otros grandes retos que tenemos.
Nuestra mayor prioridad debe ser la mitigación de los efectos ya irreversibles del cambio climático, lo que nos ayudará a enfrentar de manera más eficiente y eficaz los grandes retos que tenemos, tener una política exterior que esté orientada en mantener el tema en la palestra pública internacional pues un “problema global solo tiene una solución global”.
Como una provincia agrícola debemos estar a la vanguardia de estos temas, pues tienen demasiado peso sobre nuestro futuro, las sequías extremas, la desertificación de los suelos que una vez tuvieron vocación agrícola, representan a corto, mediano y largo plazo los retos de mayor relevancia para los planes de desarrollo sostenibles que procuran realizarse en nuestro territorio.
