Hasta el mediodía del lunes, el Ministerio de Salud Pública había reportado 11 fallecidos por ingerir bebida adulterada. Pero, en horas de la tarde se reportaron cuatro fallecidos en Navarrete (Santiago) y tres en Engombe, del municipio Santo Domingo Oeste, provincia Santo Domingo, para elevar a 18 el número de víctimas de la mortal bebida.
En Engombe fallecieron tres miembros de una familia. Fueron ellos Zaida Polanco, Ariel Montero y María Magdalena, quienes tras consumir el alcohol casero llamado “monday”, murieron.
En Navarrete, parecieron Julio Vargas, Fernando Díaz, el nacional haitiano Francisco Françoise y otro hombre identificado como “Jochy”.
Al hospital de Engombe ingresaron más 24 personas intoxicadas por el ron casero, la mayoría eran parientes cercanos, según manifestó Edisson Féliz Féliz, director del Servicio Regional de Salud Metropolitano.
Los últimos fallecidos habían sido hospitalizados el Domingo de Resurrección. Los nuevos casos coinciden con los de la anterior Semana Santa. Hace un año, el consumo de clerén les costó la vida a 13 personas en el Distrito Nacional y Santo Domingo Este en la fecha.
Féliz Féliz manifestó que los médicos actuaron con rapidez, pero el estado de los pacientes era muy delicado.
“Son pacientes que llegan con un cuadro sintomatológico agresivo, hasta con pérdida de conocimiento, perdida de la visión, convulsiones, un cuadro muy severo y por más que se les quiera salvar la vida, no es posible”, indicó el galeno.
Agregó que cuando se ingiere el alcohol normal afecta el cerebro, pero el adulterado altera la visión y otros órganos del cuerpo.
A Evaristo Castillo Vargas, de 58 años, uno de los fallecidos ayer domingo en Las Cañitas, el clerén le creó un coágulo en el hombro antes de ser socorrido por el Sistema 9-1-1.
Conforme a los datos toxicológicos del Ministerio de Salud Pública, el clerén, triculí u otros alcoholes caseros contienen metanol, una sustancia que causa las intoxicaciones masivas que se han registrado y estudiado en otras ocasiones.
Las muertes suelen ocurrir en sectores marginados, debido al bajo costo de estas bebidas.
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