Santo Domingo – A orillas del río Osama, vive un hombre llamado Saulo, quien trabaja como sereno en un colegio, y que en su tiempo libre, es un padre ejemplar.
Es padre soltero desde hace más de tres años, ya que su pareja lo abandonó. Su día comienza a las 5 a.m, cuando se levanta para bañar, cambiar y llevar a sus hijos Christian y Cristal a la escuela, los monta en su motor y arranca.
Es admirable ver como les cocina, les lava la ropa y los cuida, hasta que en las noches tiene que dormir en el suelo para dejarles las camas a ellos.
Viven en una condición extrema. En una casa hecha de zinc, y con un techo lleno de agujeros.
Saulo expresó que trabaja en un colegio y que estos tres años se ha fajado para cuidar a sus hijos, ya que su madre no les ayuda en nada.
También dijo que su salario es de 8 mil pesos y que de esos 8 mil pesos, coge 4 mil para hacer una compra de salami, arroz, aceite, entre otras cosas.
Cada tarde se los lleva a jugar básquetball, y cuando van a comer, su hija le pide gracias a Dios por la comida. Su padre se siente satisfecho porque ve que su hija está por el buen camino.
Están recaudando 175,000 pesos para reconstruir su vivienda, además de facilitarle un camarote.
Una historia de un padre dominicano ejemplar que toca el alma de cualquier persona. Comparte para que sirva de ejemplo para la sociedad.
