EEUU sigue en llamas por otra muerte de violencia policial racista

MIMEÁPOLIS, EEUU.- Decenas de ciudades de Estados Unidos, de norte a sur y del Atlántico al Pacífico, fueron escenario también anoche y el amanecer de este domigno de violentos disturbios en protesta por la muerte de George Floyd, el caso más reciente de violencia policial contra afroamericanos en el país, protestas que han dejado otros muertos y miles de presos y cuantiosos daños.

Un Indianápolis (norte) una persona murió y al menos otras dos recibieron disparos en el transcurso de las protestas que tenían lugar en el centro de Indianápolis, explicó en rueda de prensa el jefe de la Policía de la ciudad, Randal Taylor.

Las autoridades no han dado por el momento más detalles de cómo fue el tiroteo y han pedido a los ciudadanos que eviten la zona de los incidentes.

Floyd murió después de que un policía blanco lo inmovilizase, ya esposado, con la rodilla en el cuello durante varios minutos, pese a sus ruegos de que no podía respirar, en una escena grabada por un transeúnte. La indignación por ese suceso se ha se ha ido propagando desde Mineápolis, donde se produjo el incidente, a otras ciudades.

Una treintena de urbes, entre ellas Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Cleveland, Miami, Dallas e incluso Washington DC, donde los incidentes llegaron frente a la Casa Blanca, fueron escenario este sábado de disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y policías.

«Entiendo el dolor que siente la gente. Apoyamos el derecho de los manifestantes pacíficos y escuchamos sus súplicas, pero lo que estamos viendo en las calles de nuestras ciudades no tiene nada que ver con la justicia o la paz», dijo hoy el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Florida, donde asistió al lanzamiento de un cohete tripulado hacia la Estación Espacial Internacional (EEI).

«La memoria de George Floyd es deshonrada por alborotadores, saqueadores y anarquistas. La violencia y el vandalismo son liderados por la Antifa (movimiento antifascista) y otros grupos radicales de izquierda que aterrorizan a gente inocentes, destruyendo empleos, dañando negocios y quemando edificios», agregó.

Trump se mostró más conciliador, no obstante, que en la madrugada del viernes cuando, tras calificar de «matones» a los manifestantes, aseguró que «cuando empiezan los saqueos, empiezan los tiroteos», lo que fue interpretado como una amenaza de dispararles.

Sin embargo, al tiempo amenazó con activar al Ejercito «muy rápido» si se lo piden para sofocar las revueltas, lo que no sería la primera vez, ya que en 1992, en otros disturbios raciales en Los Ángeles (California), los miligtares apoyaron a la Policía.

La Policía parece haber ido endureciendo su respuesta a las protestas, incluidos ataques contra los periodistas que las cubren, como las denunciadas en los últimos días en Louisville, Las Vegas, Atlanta, Washington y Mineápolis, donde esta noche golpearon e intentaron detener a un grupo de informadores, entre los que figuraba Efe.

También en Nueva York, un coche patrulla arrolló a los manifestantes que se encontraban cerrándole el camino detrás de una valla, lo que caldeó aún más los ánimos y reavivó la indignación contra la violencia policial.
Los detenidos en las protestas, que en muchos lugares van acompañadas de incendios de vehículos, rotura de escaparates de comercios, actos de vandalismo y saqueos, se cuentan por centenares.

El toque de queda impuesto en muchas ciudades no ha servido para disuadir a los manifestantes, como tampoco les ha aplacado la expulsión de los policías implicados, el arresto y procesamiento del agente Derek Chauvin, quien presionó el cuello de Floyd con su rodilla, o el anuncio de hoy de Trump de la apertura de una investigación para determinar si se violaron sus derechos civiles.

Tampoco ha sido disuasoria la activación de la Guardia Nacional, un cuerpo de reserva, para apoyar a las policías locales, en Minesota, Georgia, Kentucky, Wisconsin, Colorado, Ohio y Utah.

De hecho, como ocurrió de nuevo hoy en Mineápolis, los manifestantes suelen congregarse a la hora que da comienzo al toque de queda nocturno, esta vez en la zona del Quinto Distrito, donde el viernes una sucursal bancaria y una comisaría fueron incendiadas.

Manifestantes se enfrentan a la Patrulla Estatal en un área de negocios de Minneapolis, Minnesota, destruidos durante las protestas por el arresto de George Floyd, quien luego murió bajo custodia policial. EFE/ Tannen Maury

En las diferentes ciudades se repiten así las escenas de coches policiales incendiados, carreteras bloqueadas, escaparates rotos y el lanzamiento de cócteles molotov, así como la respuesta policial  con gases lacrimógenos y balas de goma contra los manifestantes.

En Filadelfia, los participantes en las concentraciones en el centro de la ciudad vandalizaron un vehículo policial e intentaron arrancar la estatua del exalcalde Frank Rizzo, un exjefe de la Policía ya fallecido con fama de tener mano dura.

En Washington se repitieron los enfrentamientos entre los manifestantes y los agentes del Servicio Secreto frente a la Casa Blanca, antes de que las protestas se extendieran a otros puntos de la capital, donde se registraron incendios y saqueos.

En Pittsburgh varios policías resultaron heridos en los disturbios de esa localidad de Pensilvania, mientras que tres periodistas sufrieron lesiones tras ser atacados esta vez por los participantes en las protestas.

También hubo en Seattle, en la costa oeste, varios agentes del orden y manifestantes resultaron heridos en las protestas, que durante varias horas habían sido pacíficas, pero «la multitud se volvió violenta y agresiva, y comenzó a tirar botellas contra los oficiales», dijo la Policía.

En Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada del país, donde también se declaró un toque de queda y se activó la Guardia Nacional, los disturbios se extendieron por toda la ciudad y llegaron incluso a los barrios adinerados de Beverly Hills y West Hollywood, donde se dieron escenas de saqueo.

También se registraron enfrentamientos violentos con la policía antidisturbios y actos de vandalismo que incluyeron la quema de coches policiales y cristaleras rotas.

Los incidentes recordaron e hicieron temer que se repitieran los graves disturbios de 1992 por la absolución de los policías blancos que dieron una paliza al afroamericano Rodney King, que se saldaron con más de 50 muertos y 2.000 heridos.

La indignación por la muerte de Floyd ha alcanzado al mundo de las celebridades con mensajes de protesta y dolor de figuras como  Beyoncé, Madonna, Billie Eilish, Mia Farrow, Cardi B, Ariana Grande, John Boyega, Justin Bieber, Demi Lovato, Jamie Foxx, Viola Davis, Lupita Nyong’o, Ava DuVernay o Janelle Moná.

«Estamos rotos e indignados. No podemos normalizar este dolor. No estoy hablando solo en nombre de la gente de color. Seas blanco, negro, marrón o cualquier color entremedias, estoy segura de que te sientes desesperanzado por el racismo que está sucediendo en EE.UU. ahora mismo», escribió Beyoncé en su cuenta de Instagra.

Policía retoma por la fuerza el control de Mineápolis

Policías y militares tomaron este sábado el control de Mineápolis con fuertes cargas contra quienes desafiaron el toque de queda y los periodistas que cubrían las protestas, según comprobó Efe en el lugar de los hechos.

Tras cuatro noches de rebelión racial, los cuerpos de seguridad cumplieron a rajatabla las indicaciones del gobernador de Minesota, el demócrata Tom Walz, que había prometido responder con «fuerza abrumadora» a aquellos que osasen a quedarse en las calles después de las 8 de la noche.

La brutalidad policial, la chispa que encendió las protestas a inicios de semana por el asesinato del afroamericano George Floyd, fue también lo que las aplacó, al menos de momento.

TOQUE DE QUEDA

Como en la caótica víspera, la comisaría del Distrito Quinto fue el lugar de reunión de todos aquellos que siguen protestando por el asesinato de Floyd, al que un policía asfixió presionando la rodilla contra su cuello durante casi 9 minutos.

A las 19.57, los teléfonos celulares de los cientos de personas que ahí seguían recibieron el mismo mensaje: «Alerta de emergencia extrema: Mineápolis está bajo un estricto toque de queda a partir de las 8pm. Váyase a casa o a lugares cerrados seguros. Evite los exteriores».

Unos veinte minutos después llegaron decenas de policías, que sin muchos miramientos dispersaron la protesta por la fuerza.

Entre los detenidos estuvo el fotógrafo de @epaphotos , mientras que el corresponsal de EFE @alberttraver fue agredido.

Antes de cargar contra los manifestantes, sin embargo, hicieron lo propio con un grupo de unos 30 periodistas, entre ellos un equipo de la Agencia Efe, claramente identificados y que además se encontraban a cierta distancia de los manifestantes.

Los policías rociaron gases lacrimógenos contra los periodistas, les golpearon y en algunos casos incluso les detuvieron bajo la acusación de violar un toque de queda del que estaban exentos los medios de comunicación.

Entre los detenidos figura el fotógrafo de EPA, puesto más tarde en libertad, mientras que el periodista de Efe logró sortear el arresto en medio del caos.

«Deje de resistirse, ¡está detenido!», le ordenaron a uno de los reporteros al que tiraron al suelo y esposaron por la espalda mientras este sostenía en su mano la acreditación de periodista que otorga el Senado de EEUU, la más importante del país.

«¡DISPARADLES!»

Con la retoma de la ciudad, no se hicieron esperar los testigos de abusos. Dos periodistas del rotativo local Star Tribune denunciaron que policías dispararon pelotas de goma contra su vehículo sin aviso alguno cuando entraron en una calle bloqueada, rompiendo una de las ventanas laterales y causándoles heridas.

Una mujer llamada Tanya Kerssen subió un vídeo en Twitter en el que se ve cómo decenas de policías desfilan por el barrio residencial de Whittier y al verla a ella y a sus vecinos en el porche del edificio les apuntan y disparan con pintura al grito de «¡disparadles!».

Hubo además otros casos de agresiones a la prensa, como la de un fotógrafo de la afiliada local de CBS que fue detenido tras recibir el impacto de una bala de goma o el de un reportero de Vice al que rociaron con gas pimienta en la cara estando ya tumbado en el suelo.

De este modo, las autoridades aplacaron a Mineápolis, convertida en símbolo de la última rebelión racial y antipolicíaca en Estados Unidos, y que se ha extendido ya a las principales ciudades del país.

PASAR A LA HISTORIA

Ya entrado el toque de queda pero antes de las cargas, envuelto con una bandera de México y con una pañoleta blanca cubriéndole el rostro bajo la que se apreciaba un tatuaje en el pómulo, José Ríos explicó a Efe que soñaba con llevar esta revuelta de Mineápolis en los libros de historia.

«No he ido a trabajar (en toda la semana), les he dicho que se busquen a otro cocinero que yo ahorita ando ocupado», bromeó este joven nacido en Mineápolis hace 22 años.

Sobre las consecuencias de desafiar el toque de queda que acababa de entrar en vigor, lo tenía claro: «Yo no tengo miedo, aquí voy a estar, porque aquí nací y aquí un día voy a morir, no sé si será hoy o mañana, no sabemos, pero aquí voy a estar».

FUENTE:acento

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