Por: Rubén Moreta
El gobierno del Licenciado Danilo Medina está a punto de concluir y hay razón para analizar y pasar balance a su acción gubernativa de ocho años. En este primer artículo, me centraré en el área de educación superior.
En esta materia, el gobernante –a punto de ser desalojado del poder- no exhibe prácticamente ningún acierto, porque no tuvo la visión para acometer una acción transformadora del sistema escolar postsecundario, que conectara las universidades dominicanas con el boom científico y tecnológico que vive el mundo hoy.
Las universidades siguieron siendo simples “fábricas” de titulados, perdón de profesionales, sin ser espacio de promoción de ciencia e innovación. Se siguió la línea tradicional de concebir la docencia como la función fundamental –generalmente única- de las academias, cuando debe ser la investigación. Solo la investigación convertirá a nuestras universidades en potencias científicas.
A todo con esta pobreza de mira, en ocho años, las universidades dominicanas como no priorizan la investigación científica, no innovaron nada. No llegaron a presentar entre las 47 existentes, ni cinco patentes. Un fracaso. Casi una década perdida.
En todo este tiempo, el ente regente –el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología MESCYT- estuvo mirando para otro lado, sin inducir, facilitar u obligar a dichas instituciones a producir un cambio cualitativo de sus operaciones académicas y administrativas, estableciendo criterios y estándares de cumplimiento.
Un factor importante a tomar en cuenta para abordar el desastroso desempeño del gobierno de Medina en educación superior, sin ánimo de coger piedras para los más chiquitos, es que a quien designó y mantuvo al frente de la cartera del ramo –Doña Alejandrina Germán- quizás por su edad-, no tuvo los bríos ni la capacidad de motorizar los cambios impostergables que se necesitan en el sistema universitario.
En algo que sí se destacó el gobierno de Danilo Medina fue en el otorgamiento de “favores” a varias instituciones de educación superior, haciéndoles importantes construcciones y/o reparaciones de la infraestructura de su campus. En esto sobresalen la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucamaima) y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec). La primera levantó un imponente edificio en su Recinto Santo Domingo de Guzmán de catorce pisos, donde tiene alojadas sus facultades de Ciencias de la Salud y de Ingenierías. El Intec logró remozar gran parte de su sede central.
Surgen muchas preguntas: ¿Cuánto costó el edificio de la PUCAMAIMA y cuanto invirtió el Estado gratuitamente en una empresa privada?
¿De qué monto fue la inversión en INTEC?
¿Cuándo se fueron en el campus de la Universidad Isa en Santiago?
¿Cuánta plata metió el gobierno en la reparación de la Universidad Católica de Higuey?
¿Cómo habrá retorno a las arcas públicas de esos recursos?
¿Dónde está el programa de becas que a cambio darán esas universidades para los pobres?
¿Por qué si la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es la academia pública, fue marginada de este festival, y no recibió la totalidad de esa inversión?
¿Por qué Danilo Medina trató con tanta actitud excluyente y aislacionista a la UASD?
En fin, el Presidente Danilo Medina se despide del poder sin poner un block en la UASD. Eso me duele.
El autor es Periodista.
