Impacto de la Transformación Curricular en la Calidad de la Educación Dominicana

Por: Bartolo García Corporán.

La Transformación Curricular en la República Dominicana es un movimiento socioeducativo dirigido a elevar la calidad de la educación mediante la puesta en ejecución de un currículo que responde a las necesidades y características de la sociedad, y que permite atender a las exigencias y demandas de las personas en sus diversos contextos. La misma es el elemento clave para revisar la forma y las condiciones a través de las cuales la reforma impacta a la comunidad educativa, por medio de cambios en el contenido de los programas, en las prácticas educativas y en las relaciones entre los protagonistas del proceso educativo (Santiago, 2014).

Caraballo (2012) y Santiago (2014), coinciden en que la Educación Dominicana dispone de uno de los currículos más avanzados de la región latinoamericana, bien estructurado en todas las áreas del nivel preuniversitario, después de la puesta en ejecución de la primera Transformación Curricular, a través del Plan Decenal 1992-2002 con sus posteriores modificaciones. Santiago sostiene que el Currículo Dominicano ha sido tomado de modelo en otros países del continente, e indica que “se puede observar hasta el uso de los mismos términos y formatos”.

La primera, y la más significativa transformación que ha tenido el currículo del país, después del año 1961, fue llevada a cabo a través de un proceso participativo complejo con la intervención de múltiples sectores de la sociedad, y de la comunidad internacional durante la época de los años 90s, período en el cual se descontinúa la Ley General de Educación No. 29´09 del 1951, y se crea la Ley No. 66-97, por la cual se rige la actividad pedagógica en el país.

En el año 2002, al concluir el primer Plan Decenal 1992-2002, el currículo se expone a nuevos cambios y actualizaciones dispuestos por el Consejo Nacional de Educación bajo el nombre de Plan Decenal 2002-2012, siendo este sustituido seis años después por el Plan Decenal 2008-2018. En ese mismo orden, en el año escolar 2013-2014, se produce otra reforma significativa, la cual implica la implementación del 4% para la educación, y se firma el pacto educativo; la misma está sustentada en la Ley No. 66´97, la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, el Plan Decenal 2008-2018, y la Ordenanza No. 02/2011, estableciéndose el currículo en proceso de revisión y actualización, adoptando este el enfoque por competencias, y sustituyendo el de objetivos y propósitos.

Según Santiago, con la revisión y actualización curricular se pretende impactar positivamente la escuela dominicana en base a la adopción de un diseño curricular que contribuya al fortalecimiento de la calidad de la educación dominicana, adecuándola a los retos de la sociedad y del conocimiento en el siglo XXI, así como, promover la educación científica y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).

No obstante, diversos estudios asociados a la Situación de la Educación en Latinoamérica y el Caribe, como los realizados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educacion, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), EDUCA, el Foro Económico Mundial, entre otros, indican que la República Dominicana no está capacitada en materia educativa para contender en el mundo globalizado actual con los cambios constantes que exige el siglo XXI (Serulle, 2012).

En este sentido, es evidente que las constantes innovaciones a las cuales ha sido expuesto el currículo dominicano en las últimas tres décadas no han impactado de manera positiva en la mejora de su calidad, puesto que los resultados obtenidos en los estudios antes señalados, y lo que se percibe en la sociedad respecto a la educación, sitúan a la República Dominicana en los peores lugares en materia de calidad educativa en relación con los demás países del mundo.

El problema está asociado a numerosos factores, que van mucho más allá de las debilidades en las prácticas pedagógicas, a lo cual la sociedad le ha cargado toda la responsabilidad. De hecho, es sensato señalar que la calidad del docente y su enseñanza repercute directamente en la calidad de los aprendizajes de sus estudiantes; y los indicadores señalan, en primer lugar, que muchos docentes no innovan su práctica, no aprovechan el tiempo dedicado a la docencia en el aula, hacen poco uso de los recursos didácticos, no planifican o lo hacen de manera deficiente, motivan poco a sus alumnos, y no desarrollan buenas relaciones con ellos. Además, se encuentra un número importante de docentes titulados en áreas ajenas a la pedagogía, y otros aún, son bachilleres; tal situación hace más difícil la tarea de educar exitosamente a una población de alumnos distraídos, desmotivados y poco interactivos.

En segundo lugar, y no menos importante, se destaca la pobreza en la gestión de muchas escuelas, de los distritos y las regionales de educación, producto de la limitada capacidad y de los intereses y lineamientos políticos y particulares de sus actores; la incorporación de la Tanda Extendida de manera improvisada; el déficit de materiales didácticos y de mobiliario en las escuelas; la necesidad de personal de apoyo y docente; aulas sobrepobladas; la exclusión de la Educación Moral y Cívica del currículo; la extinción de los libros de textos, y la ausencia de internet; la tardanza en la llegada del registro de grado, “si llega”; la promoción automática en los primeros años de la Educación Básica, y las relaciones frizadas MINERD/ADP.

Existen, además, factores al exterior de la escuela que juegan un rol determinante en la calidad de los aprendizajes, por el hecho de ser parte intrínseca de la vida de los alumnos. En este marco, es notoria la ruptura del vínculo Escuela-Familia-Comunidad; el tipo de formación que traen los estudiantes del seno familiar; el nivel socioeconómico de los alumnos, y el nivel socioeducativo de sus familiares.

Con el afán de responder a esta situación tan alarmante, como afirma Félix Bautista en su obra Educación de Calidad, “hay que preparar a los docentes para los cambios curriculares, por ahí debe iniciar el proceso de transformación del sistema curricular”. Es urgente formar docentes dignos de su nombre, expertos en su área, que vean la enseñanza como una vocación moral; docentes capaces de crear ambientes de aprendizajes repletos de atención, confianza, empatía y libertad; capaces de guiar e inspirar cambios significativos en sus estudiantes. En la República Dominicana, el modelo formativo que ha implementado el ISFODOSU hace varios años, contribuiría positivamente en este particular, el cual debería aplicarse en las demás universidades del país, para la profesión docente.

De igual manera, las autoridades educativas, desde sus más altas instancias, de manera inminente, tienen que revestirse de profesionalismo para gestar con dignidad, respeto, equidad y justicia, y disponer del 4% para cubrir el déficit de planta física, mobiliario, recursos, equipos y materiales didácticos, talleristas y personal especializado que invisten las escuelas. Así mismo, deben saber que los países con mejor educación en el mundo, como Finlandia, Singapur, Japón, Hong Kong y Corea del Sur, utilizan estrictamente los libros de texto para uso de docentes, alumnos y padres, quienes usan la tecnología de forma complementaria; en tal sentido, las escuelas dominicanas requieren que, de manera oportuna, les devuelvan sus libros de texto de alta calidad, por cuya ausencia la educación dominicana se ha debilitado significativamente.

Finalmente, es necesario que las autoridades repiensen sobre la reintegración de la Educación Moral y Cívica como asignatura curricular, de modo que retornen los valores y el civismo a todos los actores de la comunidad educativa; en el mismo orden, deben revisar y modificar la normativa sobre la promoción automática vigente, lo cual devolvería el compromiso de los docentes, los estudiantes y la familia con la calidad de los aprendizajes.

Una vez puesta en ejecución esta línea de acciones concretas, de manera responsable, evidentemente se producirán cambios significativos que impactarán la educación de manera positiva, de lo contrario los esfuerzos seguirán cayendo en el vacío o, en consecuencia, seguirán desviados de los objetivos para los cuales han sido diseñados, como ha sucedido en las últimas décadas.

3 COMMENTS

  1. Excelente ponencia Bartolo. Me siento orgulloso de usted como persona y cómo docente.
    Me gustan las estrategias que abordó, ojalá y puedan tomarlas en cuenta.

  2. Muy interesante su artículo,pero en nuestro sistema hacemos a un los aspectos de meritocracia, competitividad y la rigurosidad. Si estos puntos no son tomado en cuenta, nunca podremos obtener individuos auto-crítico.

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