La viuda del presidente Martine Moïse, contó en una entrevista al New York Times que mientras yacía en el suelo, al lado de su esposo el día de su asesinato, que quienes lo acribillaron, se quedaron para registrar la habitación, revisando “apresuradamente sus archivos”.
“Los investigadores llegaron a la escena del crimen y encontraron la oficina central del Sr. Moïse saqueada, papeles esparcidos por todas partes”, resaltó el Times.
El documento fue parte de una serie más amplia de enfrentamientos que tuvo Moïse con poderosas figuras políticas y empresariales, algunas sospechosas de narcotráfico y tráfico de armas. Moïse había conocido a varios de ellos durante años, y se sintieron traicionados por su vuelta contra ellos, dicen sus ayudantes, según dijo el Times en su reportaje.
El periódico entrevistó más de 70 personas y viajó a ocho de los 10 estados de Haití para entrevistar a políticos, amigos de la infancia de Moïse, policías, pescadores y participantes en el tráfico de drogas, para comprender qué sucedió en los últimos siete meses en la vida del presidente que pudo haber contribuido a su muerte.
“Sería un tonto si pensara que el narcotráfico y el tráfico de armas no jugaron un papel en el asesinato”, dijo Daniel Foote al Times, quien se desempeñó como enviado especial de Estados Unidos a Haití antes de dimitir en noviembre. "Cualquiera que entienda la política o la economía de Haití lo entenderá".
Los nombres
Una figura central en la lista de Moïse era Charles Saint-Rémy, conocido como Kiko, dijeron dos de los funcionarios haitianos encargados de ayudar a redactar el expediente al Times.
Según revela el reportaje, Saint-Rémy, un hombre de negocios haitiano, ha sido sospechoso durante mucho tiempo por la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos de participación en el tráfico de drogas.
Un dato particular sobre Saint-Rémy es que es el cuñado del ex presidente Michel Martelly, quien sacó a Moïse de la oscuridad política y lo eligió para que fuera su sucesor.
Martelly, que está considerando otra candidatura a la presidencia, y Saint-Rémy, fueron muy influyentes en el gobierno de Moïse, con voz en todo, desde quién consiguió los contratos públicos hasta qué ministros del gabinete fueron nombrados, según funcionarios haitianos del interior.
Moïse llegó a sentir que ellos y otros oligarcas estaban asfixiando su presidencia, dicen sus asistentes al Times, quien relató que ni Saint Rémy como Martelly accedieron a una entrevista que le solicitaron.
La investigación sobre el asesinato de Moïse se ha estancado, dicen los funcionarios estadounidenses, y si el asesinato no se resuelve, muchos haitianos temen que se sume a la montaña de impunidad en el país, envalentonando aún más las redes criminales que han capturado el estado.