El Carnaval Cimarrón de San Juan en la Semana Santa

Por: Rubén Moreta

El Carnaval Cimarrón es de una festividad popular que se efectúa en la semana santa en San Juan de la Maguana. Se trata de una celebración espontánea, de organización asistemática, menos colorida que el carnaval tradicional del mes de febrero, pero también de profundo simbolismo.

El carnaval cimarrón es dueño de una estética particular. El personaje central del mismo es la “macarita” o “mascarita”, que son jóvenes que se disfrazan con su cuerpo tiznado de carbón, una máscara de cartón con cuernos de vaca o de chivo, un pantalón raído, una camisa o franela mangas largas y encima de ese atuendo de base, un vestido o falda de mujer. Los calzados son tenis o botas.

El otro elemento distintivo de la “mascarita” del carnaval cimarrón sanjuanero es su fuete, hecho de cabuya retorcida, de tres a cinco metros de largo, con una empuñadura de madera o manubrio para dominarlo, con el que no paran de hacer estruendos.

Desde el jueves santo hasta el domingo de resurrección, con la salida del sol, las “macaritas” o “mascaritas” se desplazan por toda la ciudad y las comunidades rurales retumbando su fuete, alegrando y correteando a los niños y niñas.

Los enmascarados suelen ir a los establecimientos comerciales a solicitar donaciones. Igual le piden dádiva a transeúntes y conductores de vehículos con los que se encuentran. Suelen andar en grupos de dos a cinco y las donaciones colectadas se la reparten. Al caer la tarde regresan a sus casas.

Entre los que se animan a participar en dicho carnaval se autoimponen el compromiso de permanecer durante siete años disfrazándose, porque si no lo hacen ese tiempo “el diablo le dará mala suerte y azar”.

Los niños suelen tenerle miedo a estos enmascarados. Los padres suelen atemorizar a los pequeños diciéndoles que le van a echar la máscara si se portan mal.

“Macarita timboleo, si te abaja te lo veo”, le exclaman a los enmascarados los niños de los barrios y campos sanjuaneros para que estos los persigan con el fuete.

El carnaval cimarrón se construye en los campos y barrios marginados de la ciudad y es parte fundamental de la identidad sanjuanera. También en Elías Piña se produce un carnaval en semana santa, el cual es denominado indistintamente “máscara del diablo” o tifuá.

Las calles se mantienen activas con el corretear de las mascaritas. Nunca llegan a pegarles a los niños con el fuete. En sentido general, hay una complicidad de los adultos con los personajes populares.

El carnaval cimarrón no ha sido asaltado aún por los comerciantes de la cultura, por eso preserva su autenticidad.

Al caer la tarde del domingo de resurrección los jóvenes “mascarita” se reúnen en el cementerio del lugar y queman el disfraz y las cenizas son esparcidas en sembradíos, para darle fertilidad.

El Ministerio de Cultura desdeña esta manifestación por su carácter popular. Penosamente, esta instancia solo promueve las bellas artes en el Distrito Nacional y Santiago, excluyendo las expresiones locales arte y religiosidad popular.

El autor es Profesor UASD.

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