El canal de la discordia y su debate en Naciones Unidas

Por: WILLIANS DE JESÚS SALVADOR

En la 78ª reunión de la Asamblea General de la ONU, celebrada en Nueva York del 19 al 25 de septiembre de 2023, centro de la diplomacia mundial, se abordaron importantes desafíos globales y regionales que enfrenta el mundo en la actualidad. Restablecer la confianza y reactivar la solidaridad: acelerar la acción sobre la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible en pro de la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para todos. Entre los temas más relevantes destacaron el cambio climático, la sostenibilidad y la seguridad, los derechos humanos y la cooperación multilateral.

Uno de los conflictos que fue abordado durante la Asamblea General de la ONU fue el que afecta las relaciones entre República Dominicana y Haití. La tensión entre ambos países se ha exacerbado debido a la construcción de un canal en el río Masacre, lo que ha llevado al cierre de la frontera terrestre, aérea y marítima.

Haití atraviesa una crisis de gobernabilidad causada por el control de bandas y pandillas criminales en Puerto Príncipe, las cuales han debilitado tanto al gobierno como a la sociedad en general. Esta crisis incluye aspectos políticos, una grave crisis sanitaria y altos niveles de pobreza.

El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, afirmó “un pequeño grupo de particulares haitianos ha retomado la construcción de un canal de trasvase ilegal en territorio haitiano para extraer agua del río Dajabón en violación de los tratados fronterizos dominico-haitiano”.

El mandatario dominicano ha respaldado el despliegue inmediato de una fuerza multinacional en Haití, argumentando que “el tiempo se ha agotado” y expresando que la historia juzgará sus acciones no por lo que se discute en una sala, sino por lo que se lleva a cabo en el terreno. Reflexionó que quien mira desde el aire a la República Dominicana y Haití percibe una diferencia palpable y desgarradora.

Con elocuencia y convencimiento el gobernante dominicano, esta frontera natural no es solo una lección geográfica, sino un recordatorio de lo que espera al mundo si continúa ignorando las alarmas de la naturaleza.

Por su parte, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, ha manifestado el derecho de Haití a construir un canal de agua en el río Masacre. Henry ha argumentado que Haití tiene el derecho de utilizar los recursos hídricos compartidos de manera equitativa, al igual que lo hace la República Dominicana, basándose en el Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje de 1929 y en una declaración conjunta de 2021 en la que el gobierno dominicano reconoce que la construcción del canal no desvía el cauce del río Masacre.

La comunidad internacional ha estado presionando para resolver este conflicto entre los dos países vecinos. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, expresó su preocupación por el cierre de la frontera y llamó a que ambas naciones lleguen a un acuerdo lo antes posible.

El conflicto diplomático adquirió relevancia cuando el canciller de la República Dominicana señaló que no estaba al tanto de los detalles de la resolución que solicita al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el envío de una fuerza multinacional a Haití. Además, afirmó que la República Dominicana respalda el uso de la fuerza y que este debería ser un mandato bajo el capítulo 7 de la ONU, el cual autoriza al Consejo de Seguridad a utilizar la fuerza. Para República Dominicana, resulta fundamental y necesario negociar este mandato. El presidente de Kenia también hizo hincapié en la necesidad de contar con el respaldo para utilizar la fuerza.

La Asamblea General de la ONU ha sido el escenario en el que se ha puesto en evidencia el conflicto bilateral entre República Dominicana y Haití. Dadas las posturas encontradas entre el presidente dominicano y el primer ministro haitiano con respecto a la construcción del canal, es válido preguntarse cuáles serán las perspectivas para solucionar las diferencias entre ambas naciones, separadas por el río de la discordia. Yo no vislumbro una solución a corto plazo, porque el tema ha pasado a ser una bandera de reafirmación del patriotismo en Haití, están realizando manifestaciones populares y por la posición intransigente de lideres políticos, empresarios, sociedad civil y del propio gobierno haitiano. La compleja realidad política, social y económica de Haití hace que la implementación de cualquier acuerdo sea complicada. Por lo tanto, se requiere el apoyo de una fuerza multinacional que pueda garantizar la seguridad y la estabilidad en el país vecino. Solo así se podrá avanzar hacia una relación bilateral más armoniosa y solidaria, basada en el respeto del derecho internacional y el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje del 20 de febrero 1929, firmado por los presidentes Horacio Vásquez y Louis Borno, que en su artículo 10 prohíbe las obras que afecten los flujos o el curso de los ríos transfronterizos.

En esta hora suprema la patria reclama la unidad de todos los ciudadanos, sobre todo de la clase política, que, aunque estamos en la vorágine de un año preelectoral no debe ser óbice para asumir posiciones dubitativas y vacilaciones en defensa de la soberanía nacional, y todos deben elevar sus voces en los diferentes fórums internacionales, exigiendo que Haití suspenda la construcción del canal de la discordia.

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