Violencia en nuestras escuelas

Por: Silveria Batista Reyes, M. A.

La violencia es un flagelo que se presenta en diferentes espacios sociales sin distinción. En República dominicana son numerosas las situaciones que irrumpen la armonía y la paz anhelada por la mayoría de las personas. Una de estas es la violencia que de manera inclemente arrebata la tranquilidad a muchas familias en el país y que sin lugar a dudas expone a muchos ciudadanos a diferentes riesgos.

La problemática de la violencia es una de las principales preocupaciones que tienen los integrantes de la sociedad en la actualidad, por los que resulta difícil encontrar un escenario que este mal no haya permeado, en este sentido el entorno escolar no escapa a ella.

La violencia es un comportamiento deliberado, que provoca o puede provocar daños físicos o psicológicos a otras personas y a pesar de que la escuela tiene unos fines y unas funciones muy claras, contenidas en la Ley Orgánica de Educación de nuestro país; 66 – 97, no se ha podido mantener ajena a situaciones que atentan contra el cumplimiento efectivo de los mismos.

Recientemente han trascendido en redes sociales y noticieros nacionales, algunos casos de violencia en espacios escolares, los cuales no podemos ignorar como ciudadanos conscientes de la importancia que tiene una sana convivencia para el logro de los objetivos educativos.

Las principales situaciones de violencia que se destacan a nivel público son las ejercidas por los estudiantes, debido a que en la mayoría de los casos las expresan de manera física, sin embargo este mal no es exclusivo de ellos; entre otros actores educativos también se ejerce violencia con manifestaciones variadas.

En el caso de la escuela; donde converge una población diversa, especialmente desde el punto de vista de comportamiento y condiciones socioeconómicas, es posible que al compartir un espacio común existan diferencias a las cuales se le suele buscar soluciones mediante acciones en las que se ejerce la fuerza de unos sobre otros, generando sucesos que alteran la cotidianidad y dejan resultados que de una u otra forma marcan de manera negativa la vida de los involucrados.

Carlos Morillo (Chijo Anuncio

La sabiduría popular expresa que grandes males requieren grandes remedios y en el caso de la violencia escolar, es claro que la solución no la tiene una sola persona o una sola institución. Se requiere de un trabajo conjunto y muy bien orquestado, naturalmente debe estar liderado por la institución garante de la educación en nuestro país, que es el Ministerio de Educación de la Republica Dominicana (MINERD). La mirada debe estar puesta hacia la implementación de acciones preventivas de los casos de violencia, no solo con correctivos como suele ser costumbre. Este es un tema que requiere atención permanente, no solo cuando el hecho ocurre.

Tomando en cuenta la cultura organizacional que caracteriza los centros educativos y su importancia para la realización de un trabajo en favor de los mejores intereses de la escuela; mediante el involucramiento de los diferentes actores y el desarrollo de valores, en atención a la urgencia de respuesta a este flagelo, de manera inmediata es oportuno pensar en la implementación de acciones que puedan ser operativas desde la escuela y por tanto útiles en la prevención de la violencia que tiene lugar en el entorno educativo, como son las siguientes:

• En el Proyecto Educativo de Centro (PEC) tomar en cuenta la incorporación de acciones específicas; que desde ahí puedan ser parte de las políticas del centro y también dar al traste con la prevención de violencia en la escuela. Naturalmente, esto debe ser en coherencia con las Normas del Sistema Educativo Dominicano para la Convivencia Armoniosa de Los Centros Educativos Públicos y Privados, cuyo enlace esta a continuación: https://www.ministeriodeeducacion.gob.do/docs/licitaciones-oai/hWl8-7-normas-de-convivencia-final-imprentapdf.pdf

• Generar espacios de reflexión; donde se involucren representantes de los diferentes actores educativos (directivos, docentes, estudiantes, orientadores, padres, comunidad), en los que de manera crítica, realista y consciente puedan tratar las situaciones de violencia que se presentan en el centro educativo, no solo para dar respuesta a lo que ocurre en el momento, sino abocarse a la elaboración y ejecución de planes con acciones a corto, mediano y largo plazo, que provoquen que la mirada de los responsables este puesta en el tema durante todo el año escolar, de modo que la atención sea continua y la escuela pueda ir aprendiendo en el proceso, así como también ir construyendo una cultura de prevención; que prevalezca independientemente de los cambios de directivos que se puedan dar.

• Llevar registro de progresos, de manera que se pueda ir verificando lo que está funcionando y lo que no, a fin de hacer ajustes o mejoras oportunas y coherentes con la realidad.

• Retomar de modo activo la interacción de doble vía con las familias, es decir; que no solo los padres sean llamados a la escuela, sino que la escuela también se traslade a donde se encuentran los padres, en virtud de que la realidad nos dice que es urgente un mayor involucramiento entre ambas partes, con el propósito de tratar las situaciones de violencia de manera conjunta, cada quien asumiendo con responsabilidad su rol.

• Formar redes de estudiantes promotores de Convivencia Armoniosa en los centros educativos; con representantes de diferentes grados, de modo que ellos tengan la oportunidad de producir y llevar a sus pares mensajes, charlas, entre otros, que favorezcan la construcción de una cultura de paz en el centro educativo.

Es bueno destacar que nuestro Sistema Educativo cuenta con diversos programas para los diferentes niveles; que pueden aportar respuestas en el manejo de distintas situaciones de violencia que se puedan presentar en las escuelas, como es el caso de: Escuelas por una cultura de Paz (https://www.ministeriodeeducacion.gob.do/docs/licitaciones-oai/5VXn-2-estrategias-escuelas-cultura-de-pazpdf.pdf), entre otros.

Suele suceder que cuando un hecho doloroso no nos toca de manera directa o a una persona cercana, en la mayoría de los casos lo minimizamos o asumimos que no pasa nada y no reaccionamos porque creemos que no nos afecta, sin embargo; es bueno saber que un socio por excelencia de la propagación de violencia es la indiferencia.

La violencia que tiene como escenario el entorno educativo es un tema que nos atañe a todos, porque lo que se siembra en la escuela es lo mismo que vamos a cosechar la sociedad.

La autora reside en el municipio de San Juan de la Maguana, provincia San Juan.

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