“Todavía no hemos tenido la oportunidad de volar, pero con la sola satisfacción de verlo volar, uno se da por satisfecho. Algo que tú viste crecer desde cero, en lo que tú trabajaste, por lo que te esforzaste, es una satisfacción que no tiene precio”, afirmó Gerson Mercedes, un joven de 22 años que junto a otros tres se capacitó durante cuatro meses en Italia en diferentes áreas.
Desde su máxima altura no se puede percibir el golpe del viento, más las ondas de calor sí dan de frente; solo hay lugar para dos personas, sentadas de forma confortable; y los controles de seguridad antes de subir al aire son tan extensos y variados que podrían resultar cansinos; pero estas, y otras consideraciones, pasan a segundo plano con la experiencia completa que cede un vuelo desde la DULUS TP-75.
La Fuerza Aérea de República Dominicana (FARD) ha emprendido un viaje sin ánimos de retroceso hacia el ensamblaje de sus propios aviones, resguardándose en los objetivos de fortalecer las capacidades de sus técnicos en la materia y entrenar a sus pilotos; la Dulus es capaz de realizar todas las maniobras del entrenamiento militar, además de responder ante misiones de patrullaje, por un costo operativo relativamente bajo.
Es una nave ligera, de planos bajos y alto rendimiento, y justo así se siente su volar. De acuerdo con la experiencia de un equipo del Listín Diario que tuvo la exclusiva oportunidad de arribar a las alturas en uno de los dos aviones en fases finales de prueba, de diez que se pretende construir, los movimientos resultan tan livianos que a quien no está acostumbrado pueden llegar a marearle.
“Todavía no hemos tenido la oportunidad de volar, pero con la sola satisfacción de verlo volar, uno se da por satisfecho. Algo que tú viste crecer desde cero, en lo que tú trabajaste, por lo que te esforzaste, es una satisfacción que no tiene precio”, afirmó Gerson Mercedes, un joven de 22 años que junto a otros tres se capacitó durante cuatro meses en Italia en diferentes áreas.
Hay pasión, amor, entrega y una dedicación inigualable entre el reducido equipo de 12 personas, que funcionan como un solo cuerpo y trabajan arduamente en convertir en funcionales las máquinas de vuelo.
“Es un aeronave de entrenamiento militar y patrullaje que tiene un costo operativo muy bajo y que además, está fabricada para responder a todas las necesidades de la Fuerza Aérea. Todas las especificaciones que tiene la DULUS, es precisamente lo que la FARD necesita”, aseguró Waldo Pons, parte esencial del equipo de construcción, encargado del proyecto.
Según el capitán Pons, el modelo en el que está basada la TP-75 es la “Tucano R (réplica) – Experimental”, cada una tiene un costo de fabricación de US$325,000, y la mayoría de sus partes están hechas con aluminio de aviación (Alclad 2024), con otras partes de acero y materiales compuestos.
El modelo corresponde a la compañía italiana Flying Legend; sin embargo, no es una réplica exacta, porque se han encargado de darle las particularidades que la organización, que exhibió dos piezas listas en el desfile militar del 27 de febrero, necesita.
La labor es ardua, pero atiende a la entrega de Denisse Bueno Hache, Waldo Pons, Elvis Ogando, Franco De los Santos, Raymundo Miranda Sisa, Llana Mora, Ángel Cortes, Francisco Franjul, Francisco Torres, Claritza Ramírez, Junior Figuereo, Reinaldo Díaz, Helson Moreta y Wilson Acosta, quienes sin distinción de horas ni días, buscan la perfección en el proyecto.
“Se supone que trabajamos de lunes a sábados, pero nosotros no tenemos que ver. Desde las cinco de la mañana hasta la hora que tengamos que trabajar, domingo, cuando sea, nosotros nos dedicamos porque estamos haciendo historia y verdaderamente nos apasiona la aviación, nos apasiona lo que estamos haciendo”, aseguró Reinaldo Díaz, quien a sus 20 años, el más joven del grupo, es uno de los dos encargados de estructura.
Fuente: https://listindiario.com/
