Nueva York: El juez de la Corte Federal del Distrito Sur en Manhattan, P. Kevin Castel, condenó ayer a los dominicanos Robert Acosta y José Díaz a cadenas perpetuas, por narcotráfico, sicariato y los homicidios de sus compatriotas, Alex Ventura y Aneudis Almonte.
El asesinato, que se habría producido por el control de puntos de drogas, se produjo en el año 1997, en El Bronx, según explica un comunicado de la oficina del fiscal federal del distrito sur, Geoffrey S. Berman. Dice además que al momento de su deceso, Ventura tenía 25 años y Almonte 20.
Acosta y Díaz fueron declarados culpables por un jurado federal, luego de un juicio de tres semanas, que concluyó este martes.
El fiscal federal dijo que “como lo determinó el jurado, Acosta y Díaz cometieron dos asesinatos brutales en El Bronx hace más de 20 años. “Como resultado de la habilidad y determinación de nuestros socios de la ley, los acusados ahora pasarán el resto de sus vidas tras las rejas por sus horribles crímenes”, agregó.
Durante el juicio, los fiscales presentaron evidencias contra Acosta y Díaz, que convencieron a los jurados.
El Ministerio Público expuso que en la década de 1990, Acosta era el líder de una organización de tráfico de drogas a gran escala que distribuía cientos de kilos de cocaína en varios edificios en el Alto Manhattan.
En el verano de 1997, las víctimas de los asesinatos robaron dinero de las drogas a Acosta y para tomar represalias, éste contrató a Díaz para matar a ambos hombres.
La fiscalía alegó que el 22 de diciembre de 1997, Díaz y un coconspirador identificado en el juicio como “CC-1” atrajeron a las víctimas a un edificio de apartamentos en El Bronx, los emboscaron en una escalera y los asesinaron a ambos.
El cómplice apuñaló a Almonte seis veces y le propinó una estocada en el pecho.
Díaz le disparó a Ventura en la cabeza y a quemarropa.
A cambio de los asesinatos, Acosta le pagó a Díaz aproximadamente 12 mil dólares.
El fiscal Berman elogió el trabajo de investigación de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) y los agentes especiales de la oficina del fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York.
Este caso fue manejado por la Unidad de Crímenes Violentos y Organizados de la fiscalía federal.
Los fiscales federales adjuntos Laurie A. Korenbaum, Michael K. Krouse y Nicholas W. Chiuchiolo representaron al Ministerio Público.
