De nosotros depende

Como cada año por esta época, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) pone en marcha su operativo de Navidad Segura, en primera etapa del 23 al 25 de diciembre y en segunda del 30 al 1 primero de enero, con motivo de intenso desplazamiento de personas desde los centros urbanos, principalmente la capital, hacia el interior y en sentido contrario.

El director del COE, general Juan Manuel Méndez, ofreció los detalles del complejo y costoso montaje del operativo que en esta ocasión contará con la participación de más de 39 mil personas entre brigadistas, paramédicos, militares y policías, los primeros para prestar asistencia de prevención y socorro en caso de accidentes, y los segundos para extremar la vigilancia en evitación de actos delictivos.

El operativo, según el alto militar, tiene como meta tres objetivos, a saber: prevenir la intoxicación por alimentos, la intoxicación por consumo de alcohol y la ocurrencia de accidentes de tránsito.   Demás significar que estos dos últimos aspectos figuran íntimamente relacionados en muchos de los casos de colisiones y ocurrencias vehiculares por parte de conductores que no respetan la norma sagrada de “si conduces no bebas y si bebes no conduzcas”.   El guía del vehículo y la botella de alcohol no ligan,  y cuando se mezclan se convierte en un coctel de alto riesgo.

Ahora bien.  Si usted pasa la vista por la portada del Listín Diario de este martes, lee el siguiente titular: “Más de mil lesionados en accidentes de tránsito en dos semanas”.  Y como subtítulo “40 heridos en cuidados intensivos en 3 hospitales”.

¿Qué relación hay entre el anuncio del director del COE sobre el montaje del tradicional Operativo Navidad Segura y esta información que destaca el matutino en su portada?

Sencillamente y sobre lo que queremos llamar la atención es que por más esfuerzos que hagan las autoridades, por mas personal que empleen, mas centros de socorro, ambulancias, moto-ambulancias y hasta helicópteros poco o nada se logrará si los ciudadanos no ponemos de nuestra parte.

Somos nosotros mas que las autoridades, los encargados y principales responsables de velar por nuestra vida y seguridad.  Si en vez de actuar con sensatez y prudencia, nos empeñamos en quebrantar todas las normas de comportamiento responsable, nos convertimos en sujetos de alto riesgo para sufrir cualquier tipo de accidente, que en muchos casos puede costarnos la vida o graves lesiones que a veces dejan huella invalidante para todo el resto de nuestra existencia.

Lo ideal sería que tanto la Navidad como luego la festividad de Año Nuevo transcurriese en sano disfrute, sin motivos de pesar que lamentar. Lamentablemente no ocurre así.  Por más empeño que ponen las autoridades, las víctimas se cuentan por decenas que visten de luto y ensombrecen  sus hogares.  Unas veces por imprudencia propia, otra por la ajena de quienes no valoran su vida ni la de los demás.

Hay que repetirlo hasta el cansancio: si queremos una Navidad  y un Año Nuevo sin accidentes fatales, la respuesta mas que en el Operativo, y sin por ello menospreciar su importancia antes al contrario, reside en cooperar con sus  objetivos, poniendo el debido empeño en cuidar de nosotros mismos.

De nosotros depende.  Tan sencillo como eso.

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