Conforme a la sentencia de que la gratitud es la memoria del corazón, redacto con el temblor de la nostalgia y el estupor de la noticia, conectadas con la suspensión de relaciones diplomáticas por el gobierno del presidente Danilo Medina con la República de China en Taiwán, que sostuvimos desde 1941, para cambiarlas por la República Popular China.
Confieso no precisar la magnitud del alud emocional que causó a mis sentires la infausta noticia, en momentos en que visitaba la clausura de la Feria del Libro, el día 20 de abril último, quedando por minutos en estado de shock.
En esos minutos y posterior a ellos, como el tropel de una caravana de recuerdos, inventario del legado inconmensurable que Taiwán aportó al desarrollo de nuestro país, sin que le retribuyéramos en nada nunca, para de repente, echarlos de nuestro suelo.
Comprendo que las relaciones entre Estados y personas, en este último caso, con contadas excepciones, donde priman los afectos, las regulan los intereses, el llamado estiércol del Diablo, recordando al rudo presidente Teddy Roosevelt, el primero que postuló con ese desparpajo y agresividad imperialista que cortejó su singladura: “Estados Unidos no tiene amigos, sino socios”.
Las tres impresionantes fragatas taiwanesas que nos visitaron reciente, que visité, aún no han recalado en su puerto de origen, cuando se produce la ruptura diplomática nuestras con Taiwán, el polo de desarrollo número 24 del planeta.
Será difícil cuantificar y superar la magnitud de los provechosas de nuestras relaciones por 67 años que sostuvimos con Taiwán, solo superada por la de Estados Unidos, país a quien más vendemos, más compramos, nos hospedan 1.7 millones de paisanos, unos 400 mil sin documentación legal, no obstante agredirnos sin justificación dos veces, en 1914 y 1965.
Tecnología para el 911 por US$3.2 millones, padrino de INFOTEP en formación de técnicos medios, donación de equipos y estructuras físicas, acuacultura, genética de arroz que presidió el grandioso doctor Yin Tieh Hsieh, nivelación de suelos, manejo de agua, tecnología para fomentar cultivos de guayaba, anones, ponseré, pitahaya, carambolas, rambustán, bambú, asistencia técnica al Ministerio de Agricultura, INDRHI, IDIAF, FEDA, ISA, CIMPA, CEDAF, FADI, UASD, INCE, Medio Ambiente.
Para Ciudad Juan Bosch US$2.1 millones, 90 jeeps, dos helicópteros, cien motocicletas, valorado en US$35 millones para el Ministerio de Defensa, US$1.75 millones para el IX Censo de Población y Familia 2010, 71 computadoras a la Cámara de Cuentas, RD$35 millones para el Parque Cibernético, más US$2.5 millones en 2005, US$800 millones al Despacho de la Primera Dama, para mitigar los daños de la tormenta Olga aportó US$300 mil y US$225 luego de Noel, US$4.5 millones a los productores de piña de Cevicos, US$3.3 millones al IAD, RD$3.3 millones para controlar plagas a cultivos, RD$3.3 millones al IDIAF, sumatoria que supera a todas las visitas sorpresas del presidente Medina, sin shows, silencioso.
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El apoyo a técnicos en pequeña y mediana empresa, donde Taiwán ha repuntado en su estructura productiva exportando en 49 años más de US$600 mil millones al año, mientras nosotros en 500 años apenas rozamos US$10 mil millones al año, resulta una escuela y un espejo donde debemos mirarnos para quizás en medio siglo acercarnos a Taiwán.
Las exportaciones a la que aspiran empresarios nuestros encabezados por José Clase, Fernando Capellán y Félix García Castellanos, no llegarán jamás a los estimados, debido a que importamos de China Popular US$1,566.93 millones, mientras exportamos la ridiculez de US$60 millones, y esa furnia resulta imposible superarla.
La promesa de las inversiones que postula China Popular se asemeja muchísimo a las que hacemos a las mujeres cuando estamos enamorados por conseguirla, que logrado el propósito, se reducen a intranscendencias.
Es lo que ha acontecido con China y Costa Rica, donde prometió infraestructuras cuantiosas, y Nicaragua, donde aguajeó invertir US$50 mil millones para construir un canal transoceánico, que aún no inicia, para mostrar dos ejemplos.
Empero, el ardid del anzuelo de las colosales inversiones seduce, y es la estrategia que usa Pekín con los países subdesarrollados para socavar las relaciones diplomáticas que Taiwán sostiene con los 19 países que aún mantiene relaciones al más alto nivel, y al final, anular su independencia y situarla en la condición política de Hong Kong y Macao, con gobiernos autónomos, pero bajo la férula de la Ciudad Prohibida.
La gran reacción internacional del inicio de las relaciones nuestras con Pekín la detona el senador republicano por Florida, Marco Rubio, denunciando soborno de Pekín para obtener el reconocimiento diplomático dominicano, que el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, doctor Flavio Darío Espinal Jacobo, quien fue que anunció al país la noticia, rechazó tildándola de falsa.
El canciller taiwanés Joseph Wu denunció que RD recibió un soborno de US$3 mil millones de “peaje” para cambiar las relaciones diplomáticas, denuncia que se presume dispone de prueba.
El encargado de negocios de la embajada del imperio en nuestro país, Robert Copley, declaró que la vinculación diplomática de RD con Pekín “no contribuye a estabilidad, haciéndose eco de Share America, plataforma del Departamento de Estado que cuestiona las relaciones nuestras con Pekín.
Resultaría perjudicial para la reputación del senador Rubio y el canciller taiwanés Joseph Wu, lanzar acusaciones de este jaez sin disponer de los elementos probatorios que justifiquen un juicio de valor que podría resultar aventurado, para lo que amerita aguardar los venideros días, y más profundo, analizar al término de un año, si se justificó por valiosa, la trascendental disposición del presidente Medina para cortar las relaciones más provechosas que sostuvimos con país alguno, con la excepción de Estados Unidos, como las que compartimos por 79 años con Taiwán.
El autor dedica este trabajo a Valentino Tang, último Embajador de Taiwán en RD y a Oscar Liang, último Director de Prensa y Cónsul.
Fuente: http://elnacional.com.do/
