Por: Omar Wright.
Juego decisivo para el equipo azul y blanco que está debajo en la serie 0-2, pero al parecer el dirigente Luis Abinader conoce poco de beísbol y de política perremeísta, pues el gerente del conjunto le pide nuevos jugadores en el terreno y el Presidente no puede descifrar las señales que le envían desde el dogout.
Las dos últimas sustituciones del dirigente Abinader, en las posiciones de ministros, no han representado nada, nuevos incumbentes sin sal ni azúcar, ni frío ni caliente, y por el contrario debilitan la alineación del equipo que busca salir victorioso en el juego del 2024.
Hasta cuando seguirá el Presidente apostando a ese esquema de gobierno empresarial que no contribuye a su reelección, dando la impresión de que no le importan los resultados de su administración, ni la opinión de su propio equipo, ¿será que Abinader tiró la toalla y sólo cumple compromisos electorales?, para no salir del Palacio Nacional con deudas pendientes de pasados colaboradores de campaña.
Se desconoce qué librito utiliza el dirigente Abinader, mientras que a sus compañeros de equipo se les hace cada vez más incómodo defender su gestión de gobierno. Aún así los perremeístas quieren al Presidente, aunque ese amor no sea recíproco.
Siendo honestos, el presidente Abinader hace un trabajo encomiable en lo que a justicia y administración pública se refiere, cumple sus promesas de campaña y en eso se afianza la poca aceptación popular que todavía tiene su gobierno, situación que se atribuye en gran medida a un grupo de ministros de baja valoración.
Convencer a los perremeístas de que sigan creyendo en el mandatario y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se ha convertido en un franco desafío para sus compañeros de equipo y para mucha gente que llevó al conjunto azul y blanco a ese juego decisivo en el que actualmente participa.
Sin embargo, el ingeniero Ramón Alburquerque creó la Corriente Alternativa Democrática (CAD) para salvar al PRM, una opción para unir no para dividir, que los perremeístas disgustados, por sentirse excluidos de la agenda presidencial de Abinader, no se vayan a otros partidos políticos, que encuentren una nueva casa dentro de la misma organización.
El juego está en el noveno inning, con la última esperanza del equipo bateando en conteo de 3 y 2 y dos out, aún así el dirigente Abinader todavía tiene fuera de juego a sus mejores hombres. Si para el 16 de agosto, el Presidente no hace sustituciones y pone en el terreno a sus buenos y experimentados peloteros, se escuchará decir desde las gradas "tan buen dirigente y tan malos jugadores".
