Por: Sara Aquino.
“Las mil y una” es la que pasan los familiares de las personas que fallecen, si tienen algún dinero en una entidad bancaria, por las trabas que le imponen para retirar los bienes.
Las quejas de las personas que han perdido seres queridos, los cuales tienen algún fondo en los bancos o pendencias de pagos por alguna institución o empresa, llueve a diario, sin que hasta el momento hayan tenido éxito en retirar algún beneficio en ese sentido.
Los casos más relevantes son en el Banco de Reservas, que es donde más difícil se la ponen a los clientes, a la hora de verse en la situación de que algún familiar cercano fallece, para sacar los recursos que con tantos esfuerzos estos obtienen.
Los lamentos van en torno a la documentación que exigen en las entidades, las cuales van variando, según lleven los parientes lo que han pedido.
Entre el acta de defunción original, acta de matrimonio original, a los que son casados, acta de nacimiento originales de los hijos, son solo algunas de los requisitos que solicitan para analizar si es posible o no entregarles ese dinero o bienes trabajados por la persona fallecida.
Además de las decenas de visitas a la institución bancaria, los posibles herederos deben buscar en la Dirección de Impuestos Internos, una comunicación que avale la cantidad de dinero que el banco debe entregarle a ese familiar, a pesar de tenerlo bien claro, ya que ellos manejan todos los datos de los clientes, en cuanto a deuda o algún otro pendiente del fallecido.
Además, solicitan al reclamante una autorización de la empresa o institución donde laboraba el fenecido, en caso de que este haya sido empleado.
Donde les dan la estocada mortal a los afligidos herederos es cuando le solicitan una carta original de la compulsa notarial, del acto de notoriedad, a los fines de determinación de herederos, el cual deberá ser instrumentado por un notario público, cuyo contenido debe cumplir con lo establecido por la ley y legalizado en la Procuraduría General de la República, según consta en un pliego de requisitos que entregan a los sucesores. Los notarios cobran la suma de 5 mil pesos para hacer este tipo de documento.
Es por esto por lo que, un gran porcentaje de los familiares de personas que mueren sin dejar algún poder o tarjetas electrónicas para retirar por cajero u otra forma, han tomado la decisión de dejar los recursos, para que el banco disponga que hacer con ellos.
Es lo que en buen dominicano se llama “buscarle las 5 patas al gato”. Y la pregunta del millón ¿dónde va a aparar ese dinero?
