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¿Podríamos vivir ajenos al ruido que causan los políticos? No, las instituciones no son tan sólidas. El empleo de cientos de miles de dominicanos depende directamente de quién gane estas batallas internas a las que estamos asistiendo. Indirectamente todos los demás estamos también afectados.
Esa debilidad institucional lo contamina todo. De quién gane dependen demasiadas cosas. Desde la Justicia hasta Aduanas e Impuestos Internos, pasando por las relaciones internacionales (China y otros), las políticas sociales, los planes de infraestructuras, el futuro de la Ciudad Colonial, los planes sobre el 4% para la educación, el transporte, el desarrollo de los polos turísticos, la atención al campo… Piensen cualquier tema. No hay nada sólidamente establecido. No hay planes a largo plazo.
Esa falta de institucionalidad es la que nos obliga a atender e interpretar cada tres horas las reacciones de tal o cual político, el extraño movimiento de uno, la alusión velada del otro, la premonición de un comentarista, el secreto gesto de alguien bien conectado. El sermón de un sacerdote, el Instagram de un humorista. Cuando todo quiere decir algo, no quiere decir nada.
Fuente: diariolibre