El peligro de legislar desde el poder judicial

Santo Domingo, RD

Durante la pa­sada con­tienda elec­toral al expresiden­te Leonel Fernández se le preguntó en televisión en más de una ocasión so­bre el tema de la legaliza­ción del aborto. En cada oportunidad, Fernández se mantuvo al margen de articular su opinión sobre el particular y le pasaba la papa caliente al poder ju­dicial. Lo hacía tan sutil­mente que ni se quemaba ni sudaba a medida que lograba pasar la página hacia un tema de menos controversia con la aquies­cencia de algunos miem­bros de la prensa.

Oferta Publicidad

Como todo buen cate­drático, Fernández escu­chaba atentamente la pre­gunta y daba inicio a su respuesta con una obertu­ra descriptiva sobre el es­tado de cosas. En ese sen­tido, hacía referencia al artículo 37 de la Constitu­ción de la República y có­mo el mismo garantiza el derecho a la vida refirién­dose a él como uno de ca­rácter “inviolable desde la concepción hasta la muer­te”. Seguido, Fernández pasaba al código penal y decía cómo este, basado en la cláusula constitucio­nal antes mencionada, pe­naliza el aborto.

Finalmente, hablaba de las famosas tres causa­les y cómo ellas se pueden viabilizar por medio del Tribunal Constitucional, eludiendo así el proceso democrático de legislación en la Cámara de Diputa­dos y el Senado.

Así concluía el libreto de su respuesta y, para la frus­tración del ciudadano que con todo el derecho desea­ba saber su posición, quie­nes le hacían la pregunta no insistían. En cambio, pare­cían conformarse con aquel discurso elusivo sin exi­gir que emitiera su opinión más allá de la disertación aparentemente imparcial, pero claramente a favor de legislar a través del poder judicial.

Dicho eso, cabe señalar que la práctica de legislar desde la judicatura cons­tituye una afrenta para el Estado social y democráti­co de derecho al cual Fer­nández se refiere con tanta frecuencia en sus diferen­tes comparecencias polí­ticas y académicas. Ello se debe al hecho de que la le­gislación judicial permite la evasión del debido pro­ceso democrático; proceso que, en principio, exalta la voluntad popular encarna­da en el cuerpo congresual quien es que tiene, a su vez, el poder constitucio­nal no nada más de legis­lar, sino también de fisca­lizar y representar el mejor interés de los hijos de esta patria, incluyendo los de­rechos de los bebés que to­davía no han visto la luz del día, pero cuyos corazo­nes palpitan indicando que tienen vida. Y si tienen vi­da, también derechos que deben ser defendidos por nuestros líderes elegidos, no por jueces nombrados que, sobre la base de cual­quier tecnicismo, pueden poner en peligro la vida de los no nacidos.

Como buen abogado, en el desarrollo de su res­puesta, Fernández aludió a precedentes jurispruden­ciales que, ciertamente, va­lidan su argumento de que el aborto se puede despe­nalizar por vía del poder judicial sin necesidad de pasar por el cedazo con­gresual. En tal sentido, Fer­nández hizo referencia, es­pecíficamente, a los casos de España y Estados Uni­dos de Norteamérica. En esos dos casos, así como en la gran mayoría de las instancias en que el abor­to ha sido legislado desde la banca judicial, se legali­zó la interrupción del em­barazo sin mayores sonro­jos ni arrebatos, a pesar de que se violentó descarada­mente el proceso democrá­tico. Por vía de consecuen­cia, entonces, podríamos inferir que el expresiden­te Fernández podría estar a favor de la despenaliza­ción del aborto pues, sobre la base de esos preceden­tes, si el tema del aborto lo conoce el Tribunal Consti­tucional, como sugiere el expresidente, es muy pro­bable que RD corra la mis­ma suerte y termine con una realidad donde sea le­gal darle muerte a la cria­tura dentro del vientre.

No cabe dudas de que la manera en que Fernández Reyna contestó la pregun­ta sobre el particular obede­ce a un cálculo político don­de quiso, indudablemente, quedar bien tanto con Dios como con el diablo. Siendo eso categóricamente impo­sible, es muy probable que el expresidente haya enaje­nado a una legión significa­tiva tanto de ángeles como de demonios en su esfuerzo por conquistar votos. Evi­dentemente dichos esfuer­zos no fueron suficientes para que Fernández salie­se electo presidente nueva­mente.

Al decir esto es también preciso señalar que Fernán­dez obtuvo una victoria re­lativa en el sentido de que posicionó a su recién nacida “Fuerza del pueblo” como la segunda fuerza en el Se­nado y la tercera en la Cá­mara de Diputados.

En mi opinión, desde esas posiciones el expresi­dente tiene la oportunidad de asumir una posición diáfana y sincera en torno al derecho a la vida. Tiene la alternativa, por un lado, de proceder como Pilato lavándose las manos mien­tras los jueces deciden si los bebés pueden o no ser crucificados. Por otro lado, tiene la gran oportunidad de reafirmarse como un paladín del Estado social y democrático de derecho utilizando a su joven, pe­ro formidable “Fuerza del pueblo” para ponerle fre­no a la embestida contra la vida que los perremeístas llevan tiempo maquinan­do y que, a partir del 16 de agosto, tendrán el poder para ejecutar. Este proyec­to del nuevo partido oficia­lista es uno que, si bien en apariencia parece benévo­lo pues lo venden como un paso al frente en la batalla por los derechos de las mu­jeres, en esencia es perver­so pues, a fin de cuentas, si tiene éxito, legalizaría el efectivo asesinato de seres humanos.

Fuente: https://listindiario.com

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

Compartir esta noticia:

Popular

Puede te guste
Relacionados

Apple retira WhatsApp y Telegram de su tienda en China

Alegando “motivos de seguridad nacional”, la administración del ciberespacio...

Renuncian los únicos dos alcaldes reelectos del PLD en María Trinidad Sánchez

Jesús Lorenzo, quien se desempeñaba como director distrital de...

Militar acusado de viol4r a menor haitiana se defiende: "Nadie tiene ese corazón para hacer eso"

cuando De la Cruz fue entrevistado por un personal...

Comerciantes bloquean puerta fronteriza El Carrizal en protesta por nuevos impuestos

El nuevo impuesto por derecho de exportación, que oscila...