Santo Domingo
Residir en la zona urbana tiene sus implicaciones económicas. Más allá de la cercanía que existe con oficinas, centros comerciales o áreas de recreación, vivir en la capital representa un estilo de vida caro para los ciudadanos.
Desde el precio de los terrenos hasta la energía eléctrica, el servicio de agua, el mantenimiento de los condominios hasta los montos de los alimentos en colmados y supermercados, es evidente la gran diferencia existente entre habitar en la zona urbana y la rural.
Todo empieza por el costo de los solares donde se construirán casas o apartamentos. En el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo hay lugares en donde los terrenos valen más que en otros espacios.
La Dirección General de Catastro Nacional (DGCN) tiene un tarifario con el cual establecen el valor de los terrenos de la capital dominicana. Estos precios, según tasadores, no son el costo final porque deben, además, tomarse en cuenta factores como la ubicación exacta (si es frente a una avenida o a una calle secundaria), la densidad, las alturas y los linderos permitidos.
El director regional de la inmobiliaria Remax Metropolitana en República Dominicana, Mélido Marte, manifiesta que también se realiza una modificación al precio genérico del terreno dependiendo la rentabilidad y el más alto uso permitido, es decir, número de parqueos y unidades de viviendas que puedan desarrollarse.
Marte afirma que precisamente porque el Distrito Nacional es la zona central del Gran Santo Domingo, los precios son mayores que en la periferia.
Con el agente inmobiliario coincide el presidente del Instituto de Tasadores Dominicanos (ITADO), Álvaro Sánchez, quien comenta que actualmente hay pocos terrenos en la ciudad.
“Cuando usted compra una casa, está adquiriendo un solar. Todo se tasa en función del mejor uso, es decir, que usted tiene que sacarle el mayor provecho”, puntualiza Sánchez.
En tanto, el arquitecto Marcos Blonda, menciona otros elementos que se consideran a la hora de fijar el precio de los terrenos, tales como las amenidades de la localidad y las áreas verdes.
Antes la cercanía de los comercios era vital para fijar el precio, pero ahora, según Blonda, no es el primer factor que encarece un solar porque ya hay plazas comerciales en varios sitios del Gran Santo Domingo.
“El lugar de ubicación siempre es determinante en el valor del inmueble y en la clase social. No es lo mismo vivir en Bella Vista, que es el único lugar de la zona donde uno no encuentra un barrio marginal”
